jueves, 26 de noviembre de 2015

Cómo atraer anfibios a tu jardín

Los anfibios son un grupo de animales que cada día están en peor situación a nivel mundial, sus poblaciones, en general, van a la baja y en algunas ocasiones incluso han llegado a extinguirse completamente. Desde aquí, vamos a intentar dar unas ideas y pautas para conseguir tener una buena población de anfibios que pululen por nuestro jardín de manera que ellos se beneficien de un lugar donde vivir y nosotros de que nos ayuden, con su enorme voracidad, a eliminar una ingente cantidad de insectos cada día.

Para empezar, diremos que a diferencia de lo que cree mucha gente, los anfibios no son peligrosos, no te escupen y se te cae el pelo, ni nada por el estilo. Al menos los que tenemos aquí. Es cierto que algunas ranas sudamericanas son bien conocidas por su potente veneno, que es utilizado por los indígenas, que untan sus flechas con este veneno para cazar en la selva, pero aquí eso no pasa.

En Europa los anfibios podríamos decir que son, en algunas ocasiones, tóxicos. Su piel segrega una sustancia que es irritante al contacto con las mucosas, por lo que es recomendable no tocarnos los ojos o la boca sin antes lavarnos las manos si hemos tocado un anfibio, pero esto debería ser un hábito de higiene después de tocar cualquier animal. También hay que decir que lo ideal es no tocarlos, ya que la piel de estos es tan delicada que si los manipulamos podemos causarles importantes daños que pueden acabar en la muerte de alguno de estos anfibios días después de haberlos manipulado, por haberles contagiado hongos o haberlos herido sin querer, cosa que puede provocar que hayan podido coger alguna infección por la piel dañada.

Lo primero que tenemos que hacer es asegurarnos de que en los alrededores hay poblaciones naturales de anfibios, y de que nuestro jardín es permeable a estos, ya que es la única manera de que puedan acceder al interior de manera voluntaria. Algunas ranas son arborícolas y pueden trepar por muros o vegetación, pero otras y sobretodo sapos, tritones y salamandras, son completamente terrestres.

Dicho esto, vamos a dar algunos consejos para facilitarles su estancia en el jardín.

Los anfibios, a diferencia de los reptiles, suelen buscar ambientes húmedos. Esto es debido a que necesitan mantener su piel húmeda, ya que una parte importante de su respiración es cutánea, esto no quiere decir que a algunas especies les guste tomar el sol en una rama o al borde de una charca. De hecho, cada especie tiene sus preferencias y lo mejor es intentar ofrecer algo interesante a todas ellas.

Lo que sí une a todas las especies es el agua. Es prácticamente indispensable tener una charca, balsa, estanque, piscina, etc... lo podemos llamar como queráis, pero en definitiva se trata de un punto de agua adaptado a las necesidades de los anfibios.

Digo adaptado, porque es muy importante que tenga un fácil acceso y una mejor salida, así como puntos flotantes, vegetación sumergida y palustre, además de zonas más y menos profundas. Sin estos puntos, podrán venir, pero seguramente no les guste y se marcharán, o en el peor de los casos, no podrán salir y se ahogarán.

Si disponemos de espacio, puede ser relativamente sencillo colocar un punto de agua con alguna de las diferentes opciones que nos ofrece el mercado. Existen estanques prefabricados que nos permiten excavar un agujero en el suelo, colocarlo en su sitio y llenar de agua de una forma muy sencilla y con resultados muy buenos, además existen de una gran variedad de medidas. Aun y así, también podemos por optar por la opción de intentar adaptarnos a una medidas o formas concretas por lo que tengamos que recurrir a utilizar lonas impermeables como el pvc o el butilo, que es un tipo de caucho que se utiliza para la construcción y que ofrece una durabilidad mínima de 20 ó 30 años. Esta opción tiene la ventaja de que podemos diseñar a nuestro antojo la forma el tamaño y la profundidad del estanque. Y eso es una gran ventaja.

Como cada especie tiene unas necesidades diferentes en cuanto a las características del punto de agua, lo ideal sería tenerlas en cuenta todas, cosa complicada, o ceñirnos a las de las especies que sepamos que se van a acercar a nuestro jardín.

Alytes obstetricans con la puesta a sus espaldas
Algunas especies, como las del género Alytes, son capaces de adaptarse a casi cualquier punto de agua, incluso los más pequeños como cubos, en los que no dudan en liberar los renacuajos si no tienen otro punto más grande. Otra especie que también libera sus larvas en pequeños puntos de agua es Salamandra salamandra, que prefiere zonas de poca profundidad, (es una mala nadadora y se ahoga con facilidad) aunque también aprovecha puntos de agua más grandes sin problema. También tenemos especies como Epidalea calamita, que prefiere claramente aguas muy someras y, generalmente, soleadas, por lo que nuestro estanque debería tener una gran superficie y poca profundidad 10 ó 15 cm. si queremos que venga a reproducirse en nuestro jardín.

Salamandra salamandra en una zona poco profunda del estanque

Por otro lado están las especies que prefieren los puntos de agua más grandes, estas especies son el resto de urodelos, es decir, los tritones, que a sus larvas les encanta nadar libres a dos aguas, por lo que necesitaremos una buena columna de agua si queremos verlos, al menos 50 cm. y unos dos metros de diámetro. En este mismo punto, tenemos a Bufo spinosus, Pelophylax perezi, Pelodytes punctatus, Hyla meridionalis, estas especies también buscan puntos de agua de cierta envergadura, por lo que las medidas facilitadas para los tritones, sería buenos para estos otros anfibios. De todas formas los Bufo prefieren aguas sin mucha vegetación, mientras que las otras la prefieren con algo de esta, siempre y cuando tengan zonas libres para nadar sus larvas, sobretodo las de Hyla meridionalis, que les encanta comer filtrando la superficie del agua. Además a esta especie, le encanta la vegetación arbustiva justo al borde del estanque, ya que es donde permanecen los adultos y a donde van a parar los recién metamorfoseados nada más salir del agua.

Por lo tanto, un punto de agua, que reúna todas estas características, hará las delicias de casi todos los anfibios.

Otro factor a tener en cuenta, es la de los refugios. Los anfibios no se pasan todo el día en el agua, excepto alguna especie concreta, por lo que deberíamos proporcionarles tanto puntos de refugio, como zonas para alimentarse.

Para los refugios, podemos utilizar montículos de piedras similares a los descritos para reptiles en este mismo blog, pero teniendo en cuenta que en lugar de situarlos al sol, deberían permanecer el mayor tiempo posible a la sombra, así evitaremos que se sobrecalienten y que los anfibios mueran de calor y también, que no hace falta que sean tan grandes, pueden ser más pequeños. Además de estos montículos, a los anfibios les encanta esconderse bajo troncos medio podridos y en montones de leña. Así que si buscamos puntos cerca del agua y otros más alejados donde colocar estos refugios, seguro que una buena cantidad de anfibios camparán a sus anchas por nuestro jardín.

Bufo spinosus que llegó famélico a nuestro jardín


El mismo ejemplar un tiempo después











Y ya para acabar, el tema de la alimentación. Por motivos obvios, hay que tener cuidado de no utilizar insecticidas.

Algunos troncos y zonas despejadas de vegetación, pueden complementar perfectamente las necesidades de muchos anfibios que salen a comer a prados, caminos, etc...

Se ha comprobado que los anfibios en general, pero sobretodo los sapos, comen grandes cantidades de insectos cada noche, por lo que si conseguimos tener una buena población cerca de nosotros, nos liberarán de una buena cantidad de éstos.


Mon Natural

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